233 Academy

La Historia de Marta: Una Pesadill_IA Muy Real

Marta llevaba su pequeña agencia de 6 personas desde 2018 en un local de Getafe que había convertido en oficina. Clientes fieles, buen equipo, rentable... hasta que llegó el pánico por la IA.

El inicio del problema

Era martes por la mañana cuando sonó el teléfono. Su cliente más importante, el que pagaba el 30% de todas sus facturas.

—Marta, he visto que la competencia ya usa IA para todo. ¿Vosotros qué tenéis?
—Eh... estamos evaluando opciones —mintió, sintiendo cómo se le aceleraba el corazón mientras miraba por la ventana los edificios de ladrillos marrones típicos del polígono industrial.
—Porque si no, quizás tengamos que buscar una agencia más... moderna.

Clic. La llamada se cortó. El silencio en la oficina se hizo denso. Esa misma tarde, después de recorrer LinkedIn durante dos horas, se gastó 15.000€ - casi todos sus ahorros de emergencia - en "transformación digital con IA". Un consultor les montó workflows complicadísimos con 8 herramientas conectadas, mientras dibujaba diagramas incomprensibles en su pizarra.

—Ahora todo estará automatizado. Será revolucionario —prometió.

La realidad tras el cambio

Tres meses después, un viernes a las 18:30h, la realidad era brutal:

—Marta, el sistema se ha caído otra vez. Los textos salen en inglés y no sabemos por qué —le decía Carmen, su coordinadora, con ojeras hasta el suelo y un café frío en la mano.
—Y las facturas... 1.200€ al mes solo en subscripciones. Más 300€ cada vez que algo se rompe y tenemos que llamar al "experto".

El workflow "revolucionario" necesitaba mantenimiento constante. Un cambio en cualquier herramienta rompía toda la cadena. Lo que antes tardaba 30 minutos, ahora necesitaba 3 horas y dos aspirinas.

Cuando esa mañana vio en redes sociales el informe del MIT sobre el 95% de proyectos de IA que fracasan, Marta no pensó en estadísticas... pensó en los 6 empleados que dependían de ella y en cómo había cambiado simplicidad por complejidad carísima.

—Hemos convertido 30 minutos de trabajo en 3 horas de frustraciones.

¿Te suena familiar esta pesadilla?

Cada día, profesionales y empresarios como Marta toman decisiones de IA por miedo, no por estrategia.
O se están quedando atrás.
O están usando lo que no necesitan.
No porque la IA sea mala... sino porque nadie les enseña a usarla CON CABEZA.